Seguro que cualquiera desearía que todo esto no hubiera pasado, seguro. En diferente grado (no olvidemos que muy diferente según la realidad personal, laboral y familiar que está viviendo cada uno) estamos sufriendo una situación que nadie se podía imaginar, que nos impide planificar más allá de uno o dos días vista, muy dolorosa en algunos de los casos y que nos dibuja un futuro muy incierto.
Ante esta inseguridad parecen normales los deseos de poder reencontrar una situación «normal», entienda por «normal» cada uno lo que prefiera. Pero, tal vez, tampoco hay que correr ni sentirse obligado a encontrar la «normalidad» antes de que ésta -tenga la forma que tenga- llegue.
Ante la reiterada y artificiosa duda entre salud y economía (quizás simplemente pedir una economía que asegure una buena salud, para todos, ¿también la del planeta?) seguramente es momento de optar por la prudencia y mantener responsabilidad y sostenibilidad como ejes principales a la hora de tomar según qué decisiones.
«Responsabilidad» y «sostenibilidad» tienen gran eco a nivel general -y en el mundo empresarial en concreto- y normalmente se utilizan para explicar cómo las personas -y las organizaciones- nos relacionamos con nuestro entorno: el natural y el social.
La Morera participa, por principios, en las propuestas de «Turismo sostenible» que ya hace tiempo crecen en nuestro entorno con la convicción, cada vez más firme, que la sostenibilidad no tendría que ser una opción (o un sector de mercado) sino una obligación (y, si es por propia convicción, mejor que mejor, claro).
En más de una ocasión entre las empresas adheridas a la Carta Europea de Turismo Sostenible del Montseny hemos comentado -medio en broma medio en serio- que la sostenibilidad debe empezar por uno mismo: si no hay empresa, no hay nada más decir. Y es del todo cierto.
«Turismo responsable» viene a ser otra manera de hablar de valores similares. Y, quizá, es buen momento para decir -ahora con toda la solemnidad– que también la responsabilidad debe empezar por uno mismo: debemos tomar decisiones que afectarán mucho más allá de nuestra persona o nuestra organización.
Como siempre, alrededor de una actividad -alojamiento de turismo rural, pongamos por caso- tenemos a la gente que trabajamos, los clientes que vienen, los proveedores, los vecinos, el tejido social en general,… y las familias de todos y cada uno de ellos y ellas, también.
Por esta razón, hoy más que nunca, si hay que tomar decisiones, tratemos de ser sostenibles y responsables, por favor. En todos los sentidos.
¡Salud!
Perdonad: alguien del público pregunta que cuándo abrimos, ¿verdad? Paciencia, responderemos en la próxima publicación. O quizá aún no…